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At the dawn of the social media era, Belle Gibson became a pioneering wellness influencer - telling the world how she beat cancer with an alternative diet. Her bestselling cookbook and online app provided her success, respect, and a connection to the cancer-battling influencer she admired the most. But a curious journalist with a sick wife began asking questions that even those closest to Belle began to wonder. Was the online star faking her cancer and fooling the world? Kaitlyn Dever stars in the Netflix hit series Apple Cider Vinegar . Inspired by true events, the dramatized story follows Belle’s journey from self-styled wellness thought leader to disgraced con artist. It also explores themes of hope and acceptance - and how far we’ll go to maintain it. In this episode of You Can't Make This Up, host Rebecca Lavoie interviews executive producer Samantha Strauss. SPOILER ALERT! If you haven't watched Apple Cider Vinegar yet, make sure to add it to your watch-list before listening on. Listen to more from Netflix Podcasts .…
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EP 084 | Jesús ante el concilio (Mt. 26.57-68; Lc. 22.54-55,63-71; Jn. 18.12-14,19-24) 53Trajeron, pues, a Jesús al sumo sacerdote; y se reunieron todos los principales sacerdotes y los ancianos y los escribas. 54Y Pedro le siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote; y estaba sentado con los alguaciles, calentándose al fuego. 55Y los principales sacerdotes y todo el concilio buscaban testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte; pero no lo hallaban. 56Porque muchos decían falso testimonio contra él, mas sus testimonios no concordaban. 57Entonces levantándose unos, dieron falso testimonio contra él, diciendo: 58Nosotros le hemos oído decir: Yo derribaré este templo hecho a mano, y en tres días edificaré otro hecho sin mano.Jn. 2.19. 59Pero ni aun así concordaban en el testimonio. 60Entonces el sumo sacerdote, levantándose en medio, preguntó a Jesús, diciendo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican estos contra ti? 61Mas él callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? 62Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.Dn. 7.13. 63Entonces el sumo sacerdote, rasgando su vestidura, dijo: ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? 64Habéis oído la blasfemia; ¿qué os parece? Y todos ellos le condenaron, declarándole ser digno de muerte.Lv. 24.16. 65Y algunos comenzaron a escupirle, y a cubrirle el rostro y a darle de puñetazos, y a decirle: Profetiza. Y los alguaciles le daban de bofetadas. Pedro niega a Jesús (Mt. 26.69-75; Lc. 22.55-62; Jn. 18.15-18,25-27) 66Estando Pedro abajo, en el patio, vino una de las criadas del sumo sacerdote; 67y cuando vio a Pedro que se calentaba, mirándole, dijo: Tú también estabas con Jesús el nazareno. 68Mas él negó, diciendo: No le conozco, ni sé lo que dices. Y salió a la entrada; y cantó el gallo. 69Y la criada, viéndole otra vez, comenzó a decir a los que estaban allí: Este es de ellos. 70Pero él negó otra vez. Y poco después, los que estaban allí dijeron otra vez a Pedro: Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres galileo, y tu manera de hablar es semejante a la de ellos. 71Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco a este hombre de quien habláis. 72Y el gallo cantó la segunda vez. Entonces Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Y pensando en esto, lloraba.
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EP 084 | Jesús ante el concilio (Mt. 26.57-68; Lc. 22.54-55,63-71; Jn. 18.12-14,19-24) 53Trajeron, pues, a Jesús al sumo sacerdote; y se reunieron todos los principales sacerdotes y los ancianos y los escribas. 54Y Pedro le siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote; y estaba sentado con los alguaciles, calentándose al fuego. 55Y los principales sacerdotes y todo el concilio buscaban testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte; pero no lo hallaban. 56Porque muchos decían falso testimonio contra él, mas sus testimonios no concordaban. 57Entonces levantándose unos, dieron falso testimonio contra él, diciendo: 58Nosotros le hemos oído decir: Yo derribaré este templo hecho a mano, y en tres días edificaré otro hecho sin mano.Jn. 2.19. 59Pero ni aun así concordaban en el testimonio. 60Entonces el sumo sacerdote, levantándose en medio, preguntó a Jesús, diciendo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican estos contra ti? 61Mas él callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? 62Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.Dn. 7.13. 63Entonces el sumo sacerdote, rasgando su vestidura, dijo: ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? 64Habéis oído la blasfemia; ¿qué os parece? Y todos ellos le condenaron, declarándole ser digno de muerte.Lv. 24.16. 65Y algunos comenzaron a escupirle, y a cubrirle el rostro y a darle de puñetazos, y a decirle: Profetiza. Y los alguaciles le daban de bofetadas. Pedro niega a Jesús (Mt. 26.69-75; Lc. 22.55-62; Jn. 18.15-18,25-27) 66Estando Pedro abajo, en el patio, vino una de las criadas del sumo sacerdote; 67y cuando vio a Pedro que se calentaba, mirándole, dijo: Tú también estabas con Jesús el nazareno. 68Mas él negó, diciendo: No le conozco, ni sé lo que dices. Y salió a la entrada; y cantó el gallo. 69Y la criada, viéndole otra vez, comenzó a decir a los que estaban allí: Este es de ellos. 70Pero él negó otra vez. Y poco después, los que estaban allí dijeron otra vez a Pedro: Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres galileo, y tu manera de hablar es semejante a la de ellos. 71Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco a este hombre de quien habláis. 72Y el gallo cantó la segunda vez. Entonces Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Y pensando en esto, lloraba.
EP 132 | Hechos 7 - Hechos 7 – El discurso que selló el destino de Esteban El sumo sacerdote interroga a Esteban 1 El sumo sacerdote le preguntó a Esteban: "¿Son ciertas estas acusaciones?" 2-3 Esteban respondió: "Hermanos y padres, escuchen. El Dios de la gloria se le apareció a nuestro antepasado Abraham cuando aún vivía en Mesopotamia y le dijo: ‘Sal de tu tierra y ve al lugar que te mostraré’." 4-5 "Abraham obedeció y llegó a Canaán. Dios no le dio tierras de inmediato, pero le prometió que sus descendientes la poseerían, aunque primero serían extranjeros en otra nación." 6-7 "Dios dijo que su pueblo sería esclavizado y maltratado durante 400 años, pero que luego los liberaría y los llevaría de regreso a esta tierra." De Abraham a Moisés: Dios siempre actúa, pero su pueblo siempre se resiste 8 "Dios estableció el pacto de la circuncisión con Abraham, quien tuvo a Isaac. Luego Isaac tuvo a Jacob, y Jacob tuvo a los doce patriarcas." 9-10 "Pero los patriarcas estaban celosos de José y lo vendieron como esclavo a Egipto. Sin embargo, Dios estaba con él, lo rescató y lo puso como gobernador bajo el Faraón." 11-16 "Luego hubo una gran hambruna, y Jacob envió a sus hijos a Egipto por comida. Finalmente, José se reveló a sus hermanos y trajo a su familia a vivir en Egipto. Ahí murieron, pero más tarde fueron llevados a Siquem para ser enterrados." 17-19 "Pasaron los años, y un nuevo Faraón que no conocía a José esclavizó y oprimió a los israelitas." 20-22 "En ese tiempo nació Moisés, quien fue criado como hijo de la hija del Faraón y educado en toda la sabiduría egipcia." 23-29 "Cuando Moisés tenía 40 años, intentó defender a un israelita matando a un egipcio. Pensó que su pueblo lo entendería, pero no fue así. Al día siguiente trató de mediar en una pelea entre dos israelitas, pero uno le respondió: ‘¿Quién te puso como gobernante y juez? ¿Vas a matarme como mataste al egipcio?’ Entonces Moisés huyó a Madián y vivió allí por 40 años." 30-34 "Un día, en el desierto, un ángel del Señor se le apareció en una zarza ardiente. Dios le dijo: ‘He visto la opresión de mi pueblo en Egipto y te envío a liberarlos’." 35-37 "Así que Moisés regresó y sacó al pueblo con milagros y prodigios. Pero ellos no lo aceptaron y constantemente se resistieron a Dios, incluso pidiéndole a Aarón que les hiciera un becerro de oro." El rechazo constante a Dios y sus mensajeros 38-43 "Moisés recibió la ley de Dios, pero nuestros antepasados no quisieron obedecer. En sus corazones, querían regresar a Egipto. Construyeron un ídolo y le ofrecieron sacrificios. Por eso Dios los entregó a su idolatría, como dice el profeta: ‘Me ofrecieron sacrificios en el desierto, pero en realidad adoraban a otros dioses’." 44-50 "Nuestros antepasados tuvieron el tabernáculo en el desierto, y luego Salomón construyó un templo. Pero el Altísimo no vive en templos hechos por manos humanas. Como dice el profeta: ‘El cielo es mi trono y la tierra es mi estrado. ¿Qué clase de casa me construirán?’" Esteban arremete contra el Consejo 51 "¡Ustedes son tercos! Son paganos de corazón y sordos a la verdad. Siempre resisten al Espíritu Santo, igual que sus antepasados." 52 "¿A cuál de los profetas no persiguieron? Mataron a los que anunciaron la venida del Justo, y ahora ustedes lo traicionaron y asesinaron." 53 "Recibieron la ley de Dios, pero ni siquiera la obedecen." El martirio de Esteban 54 Al escuchar esto, los líderes religiosos se enfurecieron y crujieron los dientes contra él. 55-56 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, miró al cielo y dijo: "Veo el cielo abierto y al Hijo del Hombre de pie a la derecha de Dios." 57-58 Esto fue demasiado para ellos. Gritaron, se taparon los oídos y lo arrastraron fuera de la ciudad para apedrearlo. 59-60 Mientras lo apedreaban, Esteban oró: "Señor Jesús, recibe mi espíritu." Luego cayó de rodillas y gritó: "Señor, no les tomes en cuenta este pecado." Después de decir esto, murió. Y Saulo estaba allí, aprobando su muerte. Reflexión y contexto 📜 Dato histórico: La ejecución de Esteban por apedreamiento seguía la ley judía para los blasfemos (Levítico 24:16). "El Justo" era un título mesiánico. Al llamarlo así, Esteban dejó claro que veía a Jesús como el verdadero cumplimiento de las Escrituras. 🧠 Perspectiva psicológica: La disonancia cognitiva explica por qué el Consejo reaccionó con violencia. Si aceptaban el mensaje de Esteban, tendrían que admitir que habían matado al Mesías. Era más fácil matarlo que aceptar la verdad. El sesgo de confirmación hizo que ignoraran la evidencia de la resurrección de Jesús y lo vieran solo como una amenaza a su poder. 📌 Crítica contemporánea: Las instituciones religiosas a menudo rechazan a quienes desafían su estructura. Esteban confrontó la hipocresía del sistema, y el sistema lo eliminó. Hoy en día, muchos cristianos dicen seguir a Jesús, pero persiguen a los "Estebanes" de su tiempo. Esteban murió por decir la verdad. Nosotros, ¿estaríamos dispuestos a pagar ese precio? Preguntas para reflexionar: ¿Somos capaces de reconocer cuándo resistimos la verdad, como el Sanedrín? ¿Qué hacemos cuando nuestra fe nos pone en peligro? ¿Nos callamos o seguimos firmes? Si estuvieras en la multitud viendo a Esteban, ¿qué harías: lo defenderías o te quedarías en silencio?…
EP | 131 - Hechos 6 – Conflictos internos y el ascenso de Esteban Un problema dentro de la iglesia: ¿Discriminación en la comida? 1 A medida que el número de creyentes aumentaba, también comenzaron los problemas. Los judíos de habla griega (helenistas) se quejaron de que sus viudas estaban siendo descuidadas en la distribución diaria de comida, mientras que las viudas de los judíos de habla hebrea recibían mejor trato. 2 Entonces los doce apóstoles reunieron a todos los creyentes y dijeron: "No es correcto que dejemos de predicar la Palabra de Dios para encargarnos de repartir comida." 3-4 "Así que elijan a siete hombres de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y sabiduría. Nosotros nos enfocaremos en la oración y en enseñar la Palabra, mientras ellos se encargan de esta tarea." 5 La propuesta les pareció bien a todos. Eligieron a Esteban (un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo), a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás (un converso de Antioquía). 6 Los presentaron ante los apóstoles, quienes oraron por ellos y les impusieron las manos. El mensaje sigue creciendo 7 El mensaje de Dios seguía extendiéndose. El número de discípulos en Jerusalén crecía rápidamente, e incluso muchos sacerdotes judíos comenzaron a creer. 8 Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes señales y milagros entre la gente. Esteban: Poder, sabiduría y enemigos 9 Pero un grupo de judíos de la sinagoga de los Libertos, junto con otros de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, comenzaron a discutir con él. 10 Sin embargo, no podían refutar su sabiduría ni el Espíritu con el que hablaba. Acusaciones falsas contra Esteban 11 Entonces, sobornaron a unos hombres para que dijeran: "Hemos oído a Esteban hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios." 12 Esto provocó un gran escándalo en el pueblo. Los ancianos y los maestros de la ley lo arrestaron y lo llevaron ante el Sanedrín. 13-14 Presentaron testigos falsos que dijeron: "Este hombre no deja de hablar contra el templo y contra la ley. Hemos oído que dice que Jesús destruirá este lugar y cambiará las tradiciones que Moisés nos dejó." 15 Todos los que estaban en el Consejo fijaron la mirada en Esteban, y su rostro parecía el de un ángel. Reflexión y contexto 📜 Dato histórico: Los judíos helenistas eran judíos que vivían fuera de Israel y hablaban griego. Esto creó una división cultural dentro de la comunidad cristiana primitiva. Los Libertos eran judíos que habían sido esclavos en Roma pero luego fueron liberados. Formaron su propia sinagoga y eran extremadamente nacionalistas. 🧠 Perspectiva psicológica: El favoritismo es un problema humano universal. Incluso en la iglesia primitiva, hubo quejas porque un grupo estaba siendo tratado mejor que otro. La reacción ante Esteban muestra cómo las personas prefieren destruir al mensajero en lugar de escuchar el mensaje. 📌 Crítica contemporánea: Las iglesias aún luchan con problemas de favoritismo y discriminación. Se da mejor trato a ciertos grupos mientras otros son ignorados. Hoy sigue habiendo "testigos falsos". Muchos atacan a quienes desafían la tradición en lugar de evaluar si su mensaje es verdadero. Preguntas para reflexionar: ¿Cómo enfrentamos los conflictos internos en la comunidad cristiana? ¿Los resolvemos o los ignoramos? ¿Estamos dispuestos a escuchar críticas o atacamos a quienes desafían nuestras creencias? Si estuvieras en el Sanedrín viendo a Esteban, ¿qué harías: lo acusarías o escucharías su mensaje?…
EP 130 | Los apóstoles enfrentan oposición 17El sumo sacerdote y sus funcionarios, que eran saduceos, se llenaron de envidia. 18Arrestaron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública; 19pero un ángel del Señor llegó de noche, abrió las puertas de la cárcel y los sacó. Luego les dijo: 20«¡Vayan al templo y denle a la gente este mensaje de vida!».21Así que, al amanecer, los apóstoles entraron en el templo como se les había dicho, y comenzaron a enseñar de inmediato.Cuando llegaron el sumo sacerdote y sus funcionarios, convocaron al Concilio Supremo, es decir, a toda la asamblea de los ancianos de Israel. Luego mandaron a sacar a los apóstoles de la cárcel para llevarlos a juicio; 22pero cuando los guardias del templo llegaron a la cárcel, los hombres ya no estaban. Entonces regresaron al Concilio y dieron el siguiente informe: 23«La cárcel estaba bien cerrada, los guardias estaban afuera en sus puestos, pero cuando abrimos las puertas, ¡no había nadie!».24Cuando el capitán de la guardia del templo y los sacerdotes principales oyeron esto, quedaron perplejos y se preguntaban en qué iba a terminar todo el asunto. 25Entonces alguien llegó con noticias sorprendentes: «¡Los hombres que ustedes metieron en la cárcel están en el templo enseñando a la gente!».26El capitán fue con los guardias del templo y arrestó a los apóstoles, pero sin violencia, porque tenían miedo de que la gente los apedreara. 27Después llevaron a los apóstoles ante el Concilio Supremo, donde los confrontó el sumo sacerdote.28—¡Les ordenamos estrictamente que no enseñaran nunca más en nombre de ese hombre! —les dijo—. En lugar de eso, han llenado a toda Jerusalén con la enseñanza acerca de él, ¡y quieren hacernos responsables de su muerte!29Pero Pedro y los apóstoles respondieron:—Nosotros tenemos que obedecer a Dios antes que a cualquier autoridad humana. 30El Dios de nuestros antepasados levantó a Jesús de los muertos después de que ustedes lo mataron colgándolo en una cruz. 31Luego Dios lo puso en el lugar de honor, a su derecha, como Príncipe y Salvador. Lo hizo para que el pueblo de Israel se arrepintiera de sus pecados y fuera perdonado. 32Nosotros somos testigos de estas cosas y también lo es el Espíritu Santo, dado por Dios a todos los que lo obedecen.33Al oír esto, el Concilio Supremo se enfureció y decidió matarlos; 34pero uno de los miembros, un fariseo llamado Gamaliel, experto en la ley religiosa y respetado por toda la gente, se puso de pie y ordenó que sacaran de la sala del Concilio a los apóstoles por un momento. 35Entonces les dijo a sus colegas: «Hombres de Israel, ¡tengan cuidado con lo que piensan hacerles a estos hombres! 36Hace algún tiempo, hubo un tal Teudas, quien fingía ser alguien importante. Unas cuatrocientas personas se le unieron, pero a él lo mataron y todos sus seguidores se fueron cada cual por su camino. Todo el movimiento se redujo a nada. 37Después de él, en el tiempo en que se llevó a cabo el censo, apareció un tal Judas de Galilea. Logró que gente lo siguiera, pero a él también lo mataron, y todos sus seguidores se dispersaron.38»Así que mi consejo es que dejen a esos hombres en paz. Pónganlos en libertad. Si ellos están planeando y actuando por sí solos, pronto su movimiento caerá; 39pero si es de Dios, ustedes no podrán detenerlos. ¡Tal vez hasta se encuentren peleando contra Dios!».40Los otros miembros aceptaron su consejo. Llamaron a los apóstoles y mandaron que los azotaran. Luego les ordenaron que nunca más hablaran en el nombre de Jesús y los pusieron en libertad.41Los apóstoles salieron del Concilio Supremo con alegría, porque Dios los había considerado dignos de sufrir deshonra por el nombre de Jesús. 42Y cada día, en el templo y casa por casa, seguían enseñando y predicando este mensaje: «Jesús es el Mesías».…
EP 129 | Hechos de los Apóstoles 5 Ananías y Safira 1Había cierto hombre llamado Ananías quien, junto con su esposa, Safira, vendió una propiedad; 2y llevó solo una parte del dinero a los apóstoles pero afirmó que era la suma total de la venta. Con el consentimiento de su esposa, se quedó con el resto.3Entonces Pedro le dijo: «Ananías, ¿por qué has permitido que Satanás llenara tu corazón? Le mentiste al Espíritu Santo y te quedaste con una parte del dinero. 4La decisión de vender o no la propiedad fue tuya. Y, después de venderla, el dinero también era tuyo para regalarlo o no. ¿Cómo pudiste hacer algo así? ¡No nos mentiste a nosotros sino a Dios!».5En cuanto Ananías oyó estas palabras, cayó al suelo y murió. Todos los que se enteraron de lo sucedido quedaron aterrados. 6Después unos muchachos se levantaron, lo envolvieron en una sábana, lo sacaron y lo enterraron.7Como tres horas más tarde, entró su esposa sin saber lo que había pasado. 8Pedro le preguntó:—¿Fue este todo el dinero que tú y tu esposo recibieron por la venta de su terreno?—Sí —contestó ella—, ese fue el precio.9Y Pedro le dijo:—¿Cómo pudieron ustedes dos siquiera pensar en conspirar para poner a prueba al Espíritu del Señor de esta manera? Los jóvenes que enterraron a tu esposo están justo afuera de la puerta, ellos también te sacarán cargando a ti.10Al instante, ella cayó al suelo y murió. Cuando los jóvenes entraron y vieron que estaba muerta, la sacaron y la enterraron al lado de su esposo. 11Gran temor se apoderó de toda la iglesia y de todos los que oyeron lo que había sucedido. Los apóstoles sanan a muchos 12Los apóstoles hacían muchas señales milagrosas y maravillas entre la gente. Y todos los creyentes se reunían con frecuencia en el templo, en el área conocida como el pórtico de Salomón; 13pero nadie más se atrevía a unirse a ellos, aunque toda la gente los tenía en alta estima. 14Sin embargo, cada vez más personas —multitudes de hombres y mujeres— creían y se acercaban al Señor. 15Como resultado del trabajo de los apóstoles, la gente sacaba a los enfermos a las calles en camas y camillas para que la sombra de Pedro cayera sobre algunos de ellos cuando él pasaba. 16Multitudes llegaban desde las aldeas que rodeaban a Jerusalén y llevaban a sus enfermos y a los que estaban poseídos por espíritus malignos, y todos eran sanados.…
EP 128 | Los creyentes oran por valentía 23Tan pronto como quedaron libres, Pedro y Juan volvieron adonde estaban los demás creyentes y les contaron lo que los sacerdotes principales y los ancianos les habían dicho. 24Cuando los creyentes oyeron las noticias, todos juntos alzaron sus voces en oración a Dios: «Oh Señor Soberano, Creador del cielo y de la tierra, del mar y de todo lo que hay en ellos, 25hace mucho tiempo tú hablaste por el Espíritu Santo mediante nuestro antepasado David, tu siervo, y dijiste:“¿Por qué estaban tan enojadas las naciones?¿Por qué perdieron el tiempo en planes inútiles?26Los reyes de la tierra se prepararon para la batalla,los gobernantes se reunieronen contra del Señory en contra de su Mesías”.27»De hecho, ¡eso ha ocurrido aquí en esta misma ciudad! Pues Herodes Antipas, el gobernador Poncio Pilato, los gentiles y el pueblo de Israel estaban todos unidos en contra de Jesús, tu santo siervo, a quien tú ungiste. 28Sin embargo, todo lo que hicieron ya estaba determinado de antemano de acuerdo con tu voluntad. 29Y ahora, oh Señor, escucha sus amenazas y danos a nosotros, tus siervos, mucho valor al predicar tu palabra. 30Extiende tu mano con poder sanador; que se hagan señales milagrosas y maravillas por medio del nombre de tu santo siervo Jesús».31Después de esta oración, el lugar donde estaban reunidos tembló y todos fueron llenos del Espíritu Santo. Y predicaban con valentía la palabra de Dios. Los creyentes comparten sus bienes 32Todos los creyentes estaban unidos de corazón y en espíritu. Consideraban que sus posesiones no eran propias, así que compartían todo lo que tenían. 33Los apóstoles daban testimonio con poder de la resurrección del Señor Jesús y la gran bendición de Dios estaba sobre todos ellos. 34No había necesitados entre ellos, porque los que tenían terrenos o casas los vendían 35y llevaban el dinero a los apóstoles para que ellos lo dieran a los que pasaban necesidad.36Por ejemplo, había un tal José, a quien los apóstoles le pusieron el sobrenombre Bernabé (que significa «hijo de ánimo»). Él pertenecía a la tribu de Leví y era oriundo de la isla de Chipre. 37Vendió un campo que tenía y llevó el dinero a los apóstoles.…
EP 127 | Hechos de los Apóstoles 4 Pedro y Juan ante el Concilio 1Mientras Pedro y Juan le hablaban a la gente, se vieron enfrentados por los sacerdotes, el capitán de la guardia del templo y algunos de los saduceos. 2Estos líderes estaban sumamente molestos porque Pedro y Juan enseñaban a la gente que hay resurrección de los muertos por medio de Jesús. 3Los arrestaron y, como ya era de noche, los metieron en la cárcel hasta la mañana siguiente. 4Pero muchos de los que habían oído el mensaje lo creyeron, así que el número de hombres creyentes ascendió a un total aproximado de cinco mil.5Al día siguiente, el Concilio —integrado por todos los gobernantes, ancianos y maestros de la ley religiosa— se reunió en Jerusalén. 6El sumo sacerdote, Anás, estaba presente junto con Caifás, Juan, Alejandro y otros parientes del sumo sacerdote. 7Hicieron entrar a los dos discípulos y les preguntaron:—¿Con qué poder o en nombre de quién han hecho esto?8Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo:—Gobernantes y ancianos de nuestro pueblo, 9¿nos interrogan hoy por haber hecho una buena obra a un lisiado? ¿Quieren saber cómo fue sanado? 10Déjenme decirles claramente tanto a ustedes como a todo el pueblo de Israel que fue sanado por el poderoso nombre de Jesucristo de Nazaret, el hombre a quien ustedes crucificaron pero a quien Dios levantó de los muertos. 11Pues es Jesús a quien se refieren las Escrituras cuando dicen:“La piedra que ustedes, los constructores, rechazaronahora se ha convertido en la piedra principal”.12¡En ningún otro hay salvación! Dios no ha dado ningún otro nombre bajo el cielo, mediante el cual podamos ser salvos.13Los miembros del Concilio quedaron asombrados cuando vieron el valor de Pedro y de Juan, porque veían que eran hombres comunes sin ninguna preparación especial en las Escrituras. También los identificaron como hombres que habían estado con Jesús. 14Sin embargo, dado que podían ver allí de pie entre ellos al hombre que había sido sanado, no hubo nada que el Concilio pudiera decir. 15Así que les ordenaron a Pedro y a Juan que salieran de la sala del Concilio, y consultaron entre ellos.16«¿Qué debemos hacer con estos hombres? —se preguntaban unos a otros—. No podemos negar que han hecho una señal milagrosa, y todos en Jerusalén ya lo saben. 17Así que para evitar que sigan divulgando su propaganda aún más, tenemos que advertirles que no vuelvan a hablar con nadie en el nombre de Jesús». 18Entonces llamaron nuevamente a los apóstoles y les ordenaron que nunca más hablaran ni enseñaran en el nombre de Jesús.19Pero Pedro y Juan respondieron: «¿Acaso piensan que Dios quiere que los obedezcamos a ustedes en lugar de a él? 20Nosotros no podemos dejar de hablar acerca de todo lo que hemos visto y oído».21Entonces el Concilio los amenazó aún más, pero finalmente los dejaron ir porque no sabían cómo castigarlos sin desatar un disturbio. Pues todos alababan a Dios 22por esa señal milagrosa, la sanidad de un hombre que había estado lisiado por más de cuarenta años.…
EP 126 | Pedro predica en el templo 12Pedro vio esto como una oportunidad y se dirigió a la multitud: «Pueblo de Israel —dijo—, ¿qué hay de sorprendente en esto? ¿Y por qué nos quedan viendo como si hubiéramos hecho caminar a este hombre con nuestro propio poder o nuestra propia rectitud? 13Pues es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob —el Dios de todos nuestros antepasados— quien dio gloria a su siervo Jesús al hacer este milagro. Es el mismo Jesús a quien ustedes rechazaron y entregaron a Pilato, a pesar de que Pilato había decidido ponerlo en libertad. 14Ustedes rechazaron a ese santo y justo y, en su lugar, exigieron que soltaran a un asesino. 15Ustedes mataron al autor de la vida, pero Dios lo levantó de los muertos. ¡Y nosotros somos testigos de ese hecho!16»Por la fe en el nombre de Jesús, este hombre fue sanado, y ustedes saben que él antes era un lisiado. La fe en el nombre de Jesús lo ha sanado delante de sus propios ojos.17»Amigos, yo entiendo que lo que ustedes y sus líderes le hicieron a Jesús fue hecho en ignorancia; 18pero Dios estaba cumpliendo lo que los profetas predijeron acerca del Mesías, que él tenía que sufrir estas cosas. 19Ahora pues, arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios para que sus pecados sean borrados. 20Entonces, de la presencia del Señor vendrán tiempos de refrigerio y él les enviará nuevamente a Jesús, el Mesías designado para ustedes. 21Pues él debe permanecer en el cielo hasta el tiempo de la restauración final de todas las cosas, así como Dios lo prometió desde hace mucho mediante sus santos profetas. 22Moisés dijo: “El Señor, Dios de ustedes, les levantará un Profeta como yo de entre su propio pueblo. Escuchen con atención todo lo que él les diga”. 23Luego Moisés dijo: “Cualquiera que no escuche a ese Profeta será totalmente excluido del pueblo de Dios”.24»Comenzando con Samuel, cada profeta habló acerca de lo que sucede hoy en día. 25Ustedes son los hijos de esos profetas y están incluidos en el pacto que Dios les prometió a sus antepasados. Pues Dios le dijo a Abraham: “Todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de tus descendientes”. 26Cuando Dios levantó a su siervo, Jesús, lo envió primero a ustedes, pueblo de Israel, para bendecirlos al hacer que cada uno se aparte de sus caminos pecaminosos».…
EP 125 | Pedro sana a un mendigo cojo 1Cierta tarde, Pedro y Juan fueron al templo para participar en el servicio de oración de las tres de la tarde. 2Mientras se acercaban al templo, llevaban cargando a un hombre cojo de nacimiento. Todos los días lo ponían junto a la puerta del templo, la que se llama Hermosa, para que pidiera limosna a la gente que entraba. 3Cuando el hombre vio que Pedro y Juan estaban por entrar, les pidió dinero.4Pedro y Juan lo miraron fijamente, y Pedro le dijo: «¡Míranos!». 5El hombre lisiado los miró ansiosamente, esperando recibir un poco de dinero, 6pero Pedro le dijo: «Yo no tengo plata ni oro para ti, pero te daré lo que tengo. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y camina!».7Entonces Pedro tomó al hombre lisiado de la mano derecha y lo ayudó a levantarse. Y, mientras lo hacía, al instante los pies y los tobillos del hombre fueron sanados y fortalecidos. 8¡Se levantó de un salto, se puso de pie y comenzó a caminar! Luego entró en el templo con ellos caminando, saltando y alabando a Dios.9Toda la gente lo vio caminar y lo oyó adorar a Dios. 10Cuando se dieron cuenta de que él era el mendigo cojo que muchas veces habían visto junto a la puerta Hermosa, ¡quedaron totalmente sorprendidos! 11Llenos de asombro, salieron todos corriendo hacia el pórtico de Salomón, donde estaba el hombre sujetando fuertemente a Pedro y a Juan.…
EP 124 | HECHOS 2La venida del Espíritu Santo 1Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.5Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. 6Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. 7Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? 8¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? 9Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, 11cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. 12Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? 13Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto. Primer discurso de Pedro 14Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. 15Porque estos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. 16Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:17Y en los postreros días, dice Dios,Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;Vuestros jóvenes verán visiones,Y vuestros ancianos soñarán sueños;18Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos díasDerramaré de mi Espíritu, y profetizarán.19Y daré prodigios arriba en el cielo,Y señales abajo en la tierra,Sangre y fuego y vapor de humo;20El sol se convertirá en tinieblas,Y la luna en sangre,Antes que venga el día del Señor,Grande y manifiesto;21Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.22Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; 23a este, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; 24al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella. 25Porque David dice de él:Veía al Señor siempre delante de mí;Porque está a mi diestra, no seré conmovido.26Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua,Y aun mi carne descansará en esperanza;27Porque no dejarás mi alma en el Hades,Ni permitirás que tu Santo vea corrupción.28Me hiciste conocer los caminos de la vida;Me llenarás de gozo con tu presencia.29Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. 30Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, 31viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. 32A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. 34Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:Dijo el Señor a mi Señor:Siéntate a mi diestra,35Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.36Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.37Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 38Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. 39Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. 40Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. 41Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. 42Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. La vida de los primeros cristianos 43Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. 44Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; 45y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. 46Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 47alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.…
EP 123 | La venida del Espíritu Santo 1Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.5Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. 6Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. 7Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? 8¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? 9Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, 11cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. 12Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? 13Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto. Primer discurso de Pedro 14Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. 15Porque estos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. 16Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:17Y en los postreros días, dice Dios,Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;Vuestros jóvenes verán visiones,Y vuestros ancianos soñarán sueños;18Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos díasDerramaré de mi Espíritu, y profetizarán.19Y daré prodigios arriba en el cielo,Y señales abajo en la tierra,Sangre y fuego y vapor de humo;20El sol se convertirá en tinieblas,Y la luna en sangre,Antes que venga el día del Señor,Grande y manifiesto;21Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.22Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; 23a este, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; 24al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella. 25Porque David dice de él:Veía al Señor siempre delante de mí;Porque está a mi diestra, no seré conmovido.26Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua,Y aun mi carne descansará en esperanza;27Porque no dejarás mi alma en el Hades,Ni permitirás que tu Santo vea corrupción.28Me hiciste conocer los caminos de la vida;Me llenarás de gozo con tu presencia.29Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. 30Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, 31viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. 32A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. 34Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:Dijo el Señor a mi Señor:Siéntate a mi diestra,35Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.36Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.37Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 38Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. 39Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. 40Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. 41Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. 42Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. La vida de los primeros cristianos 43Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. 44Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; 45y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. 46Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 47alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.…
EP 122 | La promesa del Espíritu Santo 1En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, 2hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; 3a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios. 4Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. 5Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. La ascensión 6Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? 7Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; 8pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. 9Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. 10Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, 11los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo. Elección del sucesor de Judas 12Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo. 13Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo. 14Todos estos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.15En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (y los reunidos eran como ciento veinte en número), y dijo: 16Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús, 17y era contado con nosotros, y tenía parte en este ministerio. 18Este, pues, con el salario de su iniquidad adquirió un campo, y cayendo de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron. 19Y fue notorio a todos los habitantes de Jerusalén, de tal manera que aquel campo se llama en su propia lengua, Acéldama, que quiere decir, Campo de sangre. 20Porque está escrito en el libro de los Salmos:Sea hecha desierta su habitación,Y no haya quien more en ella;y:Tome otro su oficio.21Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, 22comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección. 23Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías. 24Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido, 25para que tome la parte de este ministerio y apostolado, de que cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar. 26Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles.…
EP 121 | La promesa del Espíritu Santo 1En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, 2hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; 3a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios. 4Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. 5Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. La ascensión 6Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? 7Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; 8pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. 9Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. 10Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, 11los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo. Elección del sucesor de Judas 12Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo. 13Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo. 14Todos estos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.15En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (y los reunidos eran como ciento veinte en número), y dijo: 16Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús, 17y era contado con nosotros, y tenía parte en este ministerio. 18Este, pues, con el salario de su iniquidad adquirió un campo, y cayendo de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron. 19Y fue notorio a todos los habitantes de Jerusalén, de tal manera que aquel campo se llama en su propia lengua, Acéldama, que quiere decir, Campo de sangre. 20Porque está escrito en el libro de los Salmos:Sea hecha desierta su habitación,Y no haya quien more en ella;y:Tome otro su oficio.21Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, 22comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección. 23Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías. 24Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido, 25para que tome la parte de este ministerio y apostolado, de que cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar. 26Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles.…
EP 120 | En este episodio, no faltarán las risas y los momentos de introspección mientras el equipo debate sobre temas actuales, reflexiona sobre los episodios pasados y discute sus planes emocionantes para el futuro del pódcast. Además, los oyentes podrán conocer algunas anécdotas inéditas y sorprendentes que el equipo ha vivido durante estos seis meses.…
EP 119 | ¡Después de una pausa de 6 meses, "¿Dice así? Pódcast" está de vuelta! En este episodio especial de regreso, los anfitriones Emms Cardenas, Andres Marin, Nader Manashra, David López, Jano Pizarro y Lulú Campos se reúnen para ponerse al día y compartir lo que ha estado sucediendo en sus vidas durante este tiempo fuera del aire.…
EP 118 | Regocijaos en el Señor siempre1Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados.2Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor. 3Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a estas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.4Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! 5Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. 6Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.En esto pensad8Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. 9Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.Dádivas de los filipenses10En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. 11No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. 12Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. 13Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.14Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación. 15Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos; 16pues aun a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades. 17No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta. 18Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios. 19Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. 20Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.Salutaciones finales21Saludad a todos los santos en Cristo Jesús. Los hermanos que están conmigo os saludan. 22Todos los santos os saludan, y especialmente los de la casa de César.23La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.…
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